Llevo todo el fin de semana sin escribir sobre lo de Morante. He visto y leído muchas cosas, unas favorables y otras no tanto. Puedo decir una cosa: el viernes salí de la plaza soñando el torero, y fue gracias a Morante de la Puebla. Toreo de cante grande con el capote por verónicas, las medias de ensueño, los delantales garbosos y las chicuelinas ¿quién se atreve a dar chicuelinas después de esas...?
El toro de "Cubano" -ya me gustaba-fue un gran toro , pero no de bandera como se ha dicho. Acabó rajado en tablas. Tampoco se puede medir la faena sin tener en cuenta el vendabal que hacía en el cuarto. No se podía sacar el toro a los medios.
¿Y la faena? No fue perfecta, ni maldita falta que nos hace ¿acaso existe la faena perfecta?. ¿Y el cuadro perfecto? ¿Y la canción perfecta? Pero hubo de todo: Ora profunda, ora garbosa. Desigual y sublime a partes iguales. Sutil y arrebatada. Entregada e íntima. Genial y distinta. Directa al corazón. Torería a raudales. Qué queréis que os diga, pero estoy deseando verlo el día 4 otra vez.
Finalizo, con un comentario que he leído en el blog de Manon, autor de las fotos que resume lo que sentí el viernes, y lo expresa mucho mejor:
"Morante no es el más perfecto, ni maldita la gana. Tampoco el que mejor entiende a los toros ni el que más templa, ni el que mejor se coloca, ni el que tiene la mejor izquierda, ni el que mejor mata. Pero tiene todo lo demás. Lo que no sabemos lo que es. Paso de tópicos: pellizco, duende, artista. Palabras vacías que no dicen nada. Morante es una pasión y como todas las pasiones, afortunadamente, no tiene explicación. Por eso estoy deseando volver a verlo. Uno no se enamora del ser más guapo, del más listo ni del más rumboso;uno se enamora del que le araña el corazón. Hoy, una vez más, me he enamorado de Morante de la Puebla. Mi corazón hoy duerme mecido en los vuelos de su capote. Buenas noches y buena suerte, maestro. L. T."
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