23 mayo 2007

Decir que los toros de El Puerto fueron una ruina es obvio, todo el mundo lo vió. Se caíCon el ruedo seco se devolvieron tres toros. Luego, tras el diluvio, con una menor exigencia, se han mantenido a duras penas. El mejor para el torero el cuarto, de noble y dulce embestida. Otra vez que nos la han metido doblada...

En cuanto a los toreros, Juan Bautista, hizo lo más destacado. Con la lluvia le llegó la inspiración y se puso a torear. Muletazos ligados, templados, con gusto. Parecía otro torero distinto al de su primer toro. Dan ganas de verlo otra vez. Le dieron una oreja, pero es lo de menos.

Castella volvía a Madrid tras una Puerta Grande discutida. En el tercero inició una bonita faena pero el sucedáneo de toro de lidia que tenía enfrente arruinó sus posibilidades. De todas formas, si no hubiera pinchado repetidamente, seguramente le hubieran pedido la oreja, total que más da una más o menos... En el quinto de la tarde, no fue capaz de dominar las agresivas embestidas del manso que le cogió feamente. Por contra me gustó la actitud, ya que podía haberse aliviado. El toro se fue sin ser toreado. La gente le coreó "torero, torero", y le dió un despojo más para su cuenta. Le servirá para hacer caja (aún más).

Posada demostró que no está para venir a Madrid, pero seguramente no le haya quedado otra opción para darse a conocer. En el sexto las pasó canutas, ya que no sabía por donde meterle mano. Lo mejor, su toreo de capote en el de la confirmación.

Hoy, si se da el festejo con la que va a caer, esperemos que la corrida de Victoriano del Río se parezca a la del año pasado, y no a la de Sevilla que fue para echarse a llorar. La darán muerte a estoque Uceda Leal, a punto de que se le pase el arroz, El Juli, del que personalmente no espero nada, y José María Manzanares, con buenas maneras, pero que debe dar ese paso al frente para romper definitivamente.