07 septiembre 2006

Pongamos que hablo de Joaquin


Colaborador : Javi

Aprovechando la ausencia del Blogger titular; camino andará de Nueva Amsterdam(últimamente conocida según tengo entendido, por Nueva York); me apropio de sus funciones para no dejar de comentar en esta tribuna el espectacular concierto de Joaquin Sabina al que pudimos asistir ambos en la noche de ayer.

La cita era a las diez de la noche en el incomparable marco de la plaza de toros de Las Ventas, por supuesto en Madrid. Probablemente el lugar más idóneo para escuchar a este gigante de la música y la poesia, normalmente mezcladas en su obra. Como podeis comprobar no voy a ocultar la admiración que tenemos por él.

Pero para que la noche tuviera más espectación si cabe, "el dios de la tormentas quiso abrir, la caja de los truenos y tronó", y tanto que tronó... cayeron chuzos de punta a todos los que estabamos esperando para entrar, aunque finalmente y a pesar de los nubarrones el concierto se libró de la, no por no deseada, inoportuna lluvia. Y por fin comenzó con la actuación invitada de Olga Román y su grupo, que calentó el escenario a pesar de los problemillas técnicos y a pesar también de la impaciencia que corroía a los fans más enfervorecidos. No era sorpresa por anunciado, y por ser una constante que su "cuadrilla" le haga más de un quite en concierto desde su conocido "marichalazo", como pudimos comprobar a lo largo del espectáculo. Como dijo el mismo: "más que buenos gregarios"

Sabina presentó su gira Carretera y Top manta en loor de multitudes a pesar de lo absurdo de su polémica con Ramoncín (el absurdo es Ramoncín, si ese, el rey tertuliano del pollo frito). Y a juzgar por las caras de la gente a la salida yo diría que nadie salió decepcionado. El cantante hizo un repaso a sus canciones más significativas, que fueron coreadas sin excepción, incluyendo también algunas de sus últimas creaciones del Disco alivio de luto, que prometen ser clásicos de este gran autor.

Resumiendo, Pie de guerra, Nube negra y Pájaros de Portugal, se engrasaron a la perfección con aquellos temas que se han ido incluyendo a lo largo de los años en el repertorio habitual de Joaquin hasta convertirse prácticamente en himnos que nunca faltan en sus conciertos: Calle Melancolía, Princesa, Ruido, Y nos dieron las diez, Yo me bajo en Atocha, Noches de Bodas, etc, etc.

A diferencia de la invernal Gira Ultramarina, y cumpliendo lo prometido, en Carretera y Top Manta se pudo degustar también al sabina más rockero, que no dudó en golpear repetidas veces su bastón contra el escenario, o incluso darse unos pases toreros con una bandera pirata. Sin perder nunca el sentido del humor, se emocionó cuando Madrid le reconoció su arte al grito de ¡torero!¡torero! (menudo escenario para gritarle eso a un taurino), y devolvió el gesto con una inspirada De purisima y oro, además de sorprender a todos con una canción que hacía muchísimo tiempo que no se escuchaba en directo, por mucho que sea una de las más conocidas. Tocó de manera improvisada Pongamos que hablo de Madrid, y Madrid se lo agradecerá siempre.

Por eso he querido titular esta pequeño texto (que no reseña, ni mucho menos crítica) Pongamos que hablo de Joaquín, que es una canción de esas que se cruzan entre sí los grandes maestros, que por otra parte son los que pueden. Esta es la letra, que ni un traje a medida:

Degenerado y mujeriego.
Con cierto aire de faquir,
Anda arrastrando su esqueleto por las entrañas de Madrid.
Aunque andaluz de fin de siglo
Universal, quiero decir,
No sé qué tiene de rabino
Cuando lo miro de perfil.
Amigo de causas perdidas
Desde aquel mayo de París,
No tiene más filosofía
Que el “vive a tope hasta morir”.
Medio profeta, medio quinqui,
El lumpen es su pedigrí
Un tinto y una buena titi
Le bastan para resistir.
Tirando a zurdo en sus ideas
Por donde Escora Bakunín
Dice que abajo las banderas
Y arriba la lluvia de abril.
El perdedor es su universo
Aunque pretende ser feliz.
Y aún hay quien dice que está cuerdo.
Pongamos que hablo de Joaquín.

Nada más que añadir, hasta la proxima.