24 enero 2007

Domingo Ortega

Extraigo estos fragmentos de una conferencia que dió Domingo Ortega, el maestro de Borox, en el Ateneo de Madrid, en 1950, a mi parecer, de plena actualidad según el estado de la Fiesta.

"...no hay que olvidar que no se trata de un ballet, en que conseguida la estética visual está logrado todo, sino que el toreo tiene un fin determinado [someter y reducir al animal], y una estética visual en su caso, si no lleva consigo la eficacia que produce el bien hacer el arte, será negativa, aun cuando cuente con el aplauso de muchos espectadores...".

"Es muy curioso oír a los aficionados lamentarse sobre el estado actual de la fiesta, y yo les diría: ¿Pero cómo pueden ustedes sorprenderse de esto? ¿Es que creen que esta situación ha surgido por ley espontánea? No, señores, ha tenido su proceso, y ustedes han tenido gran parte de ello; digo gran culpa, porque no sería justo echársela toda. Bien es verdad que no sé si hoy existen aficionados, y si existen se han dejado arrollar por la masa, seguramente porque la vida tiene problemas más importantes que la afición a las corridas de toros, aún para los más apasionados...".

"Considero culpables a los aficionados, porque no han sido consecuentes en sus convicciones, probablemente porque han sido partidarios de las personalidades de los toreros , pero nunca, o casi nunca, conscientes de las buenas normas de practicar el arte; de no haber sido así, con los malos ratos que han pasado y el dinero que a muchos les costó esta afición posiblemente no se hubiesen abandonado las normas del bien hacer el toreo...".

"Los aficionados tienen mucha culpa por no haber sido fieles a las normas clásicas: Parar, Templar y Mandar. A mi modo de ver, estos términos debieron completarse de esta forma: Parar, templar, CARGAR, y mandar; pues, posiblemente, si la palabra cargar hubiese ido unida a las otras tres desde el momento en que nacieron como normas, no se hubiese desviado tanto el toreo. Claro que también creo que el autor de esta fórmula no pensó que fuese necesaria, porque debía saber muy bien que, sin cargar la suerte, no se puede mandar, y, por lo tanto, en este término iban incluidas las dos.Bien entendido que cargar la suerte no es abrir el compás, porque con el compás abierto el torero alarga, pero no se profundiza; la profundidad la toma el torero cuando la pierna avanza hacia el frente, no hacia el costado...".

"...sabe Dios que el hacer esta aclaración no es crítica para nadie, ni siquiera critico el momento actual de la fiesta. Yo tengo un gran respeto para todos los que visten de torero; pero una cosa es el respeto que a mi me merezcan, y otra, muy distinta, decir mi manera de ver el bien hacer el toreo, pues creo francamente que esto puede repercutir en beneficio de la fiesta, y, en consecuencia, de todos los que visten de luces".
P.d: Visto en el interesantísimo blog Tauromaquias, de César Terán que a su vez bebe de la fuente clara de El Chofre.

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