25 octubre 2007

Hace 10 años que Dios colgó las botas.



25 de octubre de 1997. River-Boca. No podía ser de otra forma. Un joven Riquelme sustituye a Maradona en el Monumental y da la vuelta al partido a favor de los "bosteros".

El Diego se da cuenta que ya no está para jugar y se corta definitivamente la coleta. 692 partidos jugados y 352 goles. 91 veces con la camisa albiceleste.

Simples números que se quedan fríos en un semidiós para los argentinos, que cuenta hasta con su Iglesia Maradoniana (80.000 fieles en 60 países del mundo) Un ídolo con los pies de barro. Polémico tanto dentro como fuera del campo.

Inimitable, genio, único, reflejado en esos dos goles en el estadio Azteca a Argentina en el Mundial de 1986.

Escribe David Gistau en elmundo.es:

"Cuando, durante su primera jornada en el psiquiátrico de Ituzaingó, un paciente que acababa de presentarse como Carlos Gardel le preguntó su nombre: «Yo soy Maradona». Ignoramos si el hombre que se creía Gardel cantó.
Pero el que decía ser Maradona pidió una pelota. Y ahí nomás, rodeado por un círculo de alucinados de los que vuelan sobre el nido del cuco, la sostuvo en el empeine tantos toques como se le antojaron hasta dar una muestra del milagro que tuvo fascinado al mundo entero desde un día de octubre de 1960 en que el camino que señalaba la estrella de Oriente era el de Villa Fiorito."

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